En teoría, siempre debería funcionar el sistema en el que consultas primero al médico general y, sólo si es necesario, este te manda con un pediatra. En un país donde hay pocos pediatras, este procedimiento reduce la presión, dejando que los pediatras vean solamente los casos más complejos. En contraste, en algunos países donde hay abundancia de pediatras, los padres pueden consultarlos directamente sin tener que ser referidos.
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